No puedo imaginar peor dolor que el de tener un hijo enfermo; aún siendo una enfermedad banal.
Si encima eres médico, sospecharás que todas las complicaciones que puedan presentarse lo harán en algún modo.
Y luego está el asunto de la información a tu familia; siendo tú el principal implicado en el sufrimiento, serás el responsable de tranquilizar a los demás, aún cuando tú no lo estés.
Los hijos no deberían enfermar.
Nunca.
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